martes, 2 de julio de 2013

dolorida anatomía (de grey)

continuando con la serie de historietas surgidas en torno a la desaparecida sección "la horma de mis zapatos" del magazine de el mundo, javier caballero, quien siempre consigue estar a la altura de su apellido, remite la siguiente remembranza de su entrevista con el actor patrick dempsey, el doctor sheperd de la serie anatomía de grey. nunca este blog estuvo tan bien escrito.




Mi dolorida anatomía (de Grey)

Para una mujer que acaba de pisar los 50 y cuya mayor fuerza ahorrada en los brazos ha sido teclear y pasar las páginas de libros de traducción, aquella fue una soberana hostia. Aterrizó su puño en mi antebrazo cual vacuna del tétano. Contundente. Seco. Dolor persistente que se ancla en la moya. Menuda coz me propinó la tía de mi novia. Y todo por contarle que esa semana había entrevistado a Patrick Dempsey (el doctor Sheperd de su adorada Anatomía de Grey)... y no me la había llevado conmigo de estrangis para que ella me tradujera y, de paso, su boca anegara de babas la finca donde se llevó a cabo aquel face to face. Cuando se tiene la ¿suerte? de semi-entrevistar a una superestrella de Hollywood, cierto entorno groupie cree que el reportero de turno debe trasladar al astro la mitomanía de algún pariente, amigo, conocido o arrimado. "Que te firme" "Con cariño". "Que te diga cómo acaba con Meredith". ¿Es tan mono como en la tele? "Que te diga a quién va fichar el Barcelona para sustituir a Alexis..." y así. 

La comitiva que trajo al susodicho Sheperd levantó más polvo por la carretera que el destierro del Cid. Claro, venían de probar los Subaru out back para que el colega (spot mediante) hiciera unos trompos y tirara de freno de mano por carreteras toledanas. En aquella finca de Milana Bonita nos tocó esperar al gran De las Alas (fotógrafo) y a mí unas cuantas bandejas de canapés. "Los de Gente de la Primera cadena y luego vosotros". "Ahora está con Telecinco". "Se prepara y viene". Las chicas de Globally son un encantador catálogo de excusas. También de exigencias. Nada de preguntas sobre vida privada, sexo, política, religión, terrorismo, blablabla. "Y en la foto que se vea bien Subaru ¿eh?". Qué sí, chata, lo que tú digas. Tanto, tanto se demoró el protagonista que uno olvida la razón por la que está allí y empieza a pensar en si descongelar o no unos filetes para mañana. Al fin. Nuestro turno.El papel siempre el último. Mientras me respondía a cuestiones totalmente olvidables e innecesarias, me sonreí por dentro imaginándome en el videoclub Hollywood (hoy bar) a dos manzanas de mi casa para pillar alguna peli teenager con él y con Molly Ringwald como protagonistas.


Hay que joderse. El adolescente patito feo se había convertido en un millonario cisne de bata blanca volando desde Seattle y que anunciaba cremas de la cara para cuarentañeros. Olé su MIR. Un tipo majete a cuyo rebufo iban no menos de 15 personas, entre ellas, el impertérrito peluquero jamaicano que sólo se ponía en acción para atusar a Dempsey su tupida cabellera. Gran curro el suyo. Cada vez que aterrizó en Divinity y pasan viejos capítulos de Anatomía de Grey recuerdo al silencioso e inmóvil atusador rastafari. Y también me sobreviene un dolor al antebrazo como un eco, como un flashback, como la punzada de la fama. ¿Me pongo hielo, doctor Sheperd?

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